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Historia

Regalando sonrisas

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El regalar una sonrisa a una persona a si este triste, preocupado, etc., una sonrisa la hace pensar que puede solucionar todo lo que se le venga encima

Se trata de una pequeña historia que nos hace ver que podemos vivir momentos de felicidad.

Tengo 3 hijos uno de 14, otro de 6, y otro de 8 años de edad y actualmente culminé mis estudios universitarios.

La última clase que asistí fue la de psicología, la profesora estaba muy llena de las cualidades que yo deseaba ver en una educadora, y con las cualidades que un ser humano se siente agradecido.

El último trabajo se trataba de que sonriéramos a tres personas y luego pudiéramos escribir en un guion su reacción.

A mí se me hizo fácil, porque yo soy una persona muy amistosa y siempre sonrió con todos.

Por ello fui a un restaurant y le pedí a la que atendía con mi cara risueña que me diera dos desayunos adicionales en bandejas separadas, y me acerque a una mesa en donde estaban dos hombres que se veían necesitados, y al recibirla ambos me agradecieron que les regalara aquellos dos desayunos, llenos de alegría exclamaron: ¡Muchas Gracias!.

Me conmovió ver tanto sus caras de agradecimiento que mientras iba caminando hacia encontrarme con mi familia iba llorando. Cuando me senté junto a ellos, mi esposo y mis hijos sonrieron y dijeron: ¡Estamos orgullosos de ti, por haberle dado esperanza a aquellos dos desconocidos!

Nos tomamos de las manos y conversamos sobre la meta que teníamos de ahora en adelante: Se trataba de sonreír más y llorar menos, pues esto nos haría sentir realmente felices a pesar de las dificultades presentes y de los problemas futuros.

Cuando regresé a la universidad durante mi clase de noche; plasmé en una hoja de papel esta historia  y se lo entregué a mí profesara, tras leerla, me preguntó: ¿Puedo compartirlo con la clase? yo acepté que lo hiciera, y ella le pidió a los compañeros toda su atención.

A medida que la leía yo meditaba en la necesidad que tienen los seres humanos de ser sanados, salvados, y queridos.

En ese pequeño café se lo hice sentir  a aquellos dos hombres desconocidos, a quienes les tendí la mano, y a mi manera los hice sentir queridos por alguien.

Reflexión para nosotros: Quiere a tu prójimo como te quieres a ti mismo, y eso te hará feliz en tu interior.

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